Elaboración

Colocar los porotos en remojo el día anterior. Colar y cocinar en abundante agua sin sal hasta que estén tiernos.

En una sartén grande, saltar las carnes y la panceta cortados en trozos chicos, luego saltar la cebolla y el morrón, agregar el orégano y el laurel.

Por otro lado, retirar las semillas y la piel de los tomates y licuar junto con 10 cucharadas del agua de cocción de los frijoles.

Unir todo en la cacerola (si es de hierro mucho mejor) y cocinar 5 minutos más.

Llevar a fuego 2 zanahorias ralladas, 2 zanahorias en rodajas, la mitad de zapallo en trozos chicos y la otra mitad incorporarla a las papas y los boniatos cortados en trozos no muy chicos. Salar.

Mezclar todo esto en la olla que contiene los porotos y agregar el jugo de la naranja, cocinar hasta que estén tiernos las carnes y los vegetales.

Se acompaña con arroz blanco, gajos de naranja pelados a vivo (* esto es sin la tela que recubre cada gajo) y farofa (harina de mandioca mezclada con manteca y condimentada con sal y pimienta).


Para la farofa:
fundir 150 g de manteca en una sartén hasta que crepite y añadir 300 g de harina de mandioca en forma de lluvia.
Remover y condimentar a gusto con sal y pimienta. La harina debe quedar seca y dorada.


Historia

Su origen es un tanto incierto, ya que se remonta a los tiempos de la llegada de los portugueses a Brasil. Los conquistadores trajeron el cerdo desde Europa, y tiraban las partes del animal que no utilizaban (como la oreja, el morro, el rabo y la lengua); los esclavos las reutilizaban para este plato, al que agregaban porotos negros. Según la escritora y jornalista Eda Romio, una feijoada primitiva comenzó a ser preparada en las senzalas (hogares de los esclavos negros) con la llegada de los primeros esclavos procedientes de África a partir de 1549.