Elaboración

Pertenecen al género Allium, que incluye las cebollas y los ajos. El responsable de su peculiar olor, muy similar al de la cebolla, pese a ser menos intenso, es un aceite volátil, el sulfuro de alilo.



La parte comestible ocupa unos dos tercios de la pieza, la parte blanca, con un poco de la parte verde. El extremo verde oscuro aunque no se utiliza, se puede guardar para preparar sopas o caldos.

Resultan muy ricos en fibra, son un excelente depurativo de la sangre y combaten la retención de líquidos. Aportan potasio, calcio, fósforo y hierro; también vitaminas A y C, estas últimas en especial en la parte verde, y vitamina E, folato y vitamina B1.

Por si fuera poco, no engordan: aportan sólo 42 calorías cada 100 gramos.

Oriunda del Mediterráneo europeo, griegos y romanos la utilizaban ya como aromatizante de diversos guisos. En los jeroglíficos egipcios aparece registrada su utilización. Sobre la Edad Media se extendió su cultivo en Europa y de ahí al resto del mundo. Se cuenta que el emperador romano Nerón lo consumía para aclarar su garganta antes de cantar odas a Roma.



LAS RECETAS