Elaboración

El mito no es natural, lo construyen las personas, es un sistema de comunicación, un mensaje. Esas eran algunas de las cosas que, varias veces, repitió el semiólogo francés Roland Barthes. 

Si seguimos esas palabras de Barthes, podemos interpretar que al ser personas que vivimos en sociedad, no podemos escapar de mitos. Menos de los de nutrición.

Por eso, desde Montevideo Portal te presentamos tres frases que, probablemente alguna vez escuchaste, pero quizá su verdadero significado no es el que pensabas.

Somos lo que comemos

Esta frase se utiliza para proponer una alimentación saludable. Es decir, si comes bien vas a estar sano, pero si lo haces mal, te enfermarás. Si bien tener una dieta balanceada y nutritiva impacta en nuestra salud, esta frase proviene de otro lado, no desde la nutrición.

Él creador es Ludwig Feuebrach, un atropólogo y filósofo alemán que en 1850 escribió Lehre der Nahrungsmittel: Für das Volk (Sobre la comida para la población). 

En la obra puede encontrarse este pasaje: “Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados denle mejores alimentos. El hombre es lo que come”. En esta línea, el alemán hacía referencia a cuestiones de derechos humanos -relativas al acceso de cualquier persona a suficientes alimentos de calidad- y no a los aspectos nutricionales que hoy son casi una norma, al menos en redes sociales. 

Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo

Esta frase, que hace alusión a que el desayuno es la comida más importante del día, es cada vez más obsoleta. 

La evidencia científica disponible no traslada "ninguna virtud al hecho de desayunar", acorde con El Comidista.

El tema no trata sobre desayunar o no: la clave es elegir bien los ingredientes, elegir hacerlo de una manera nutritiva. Porque la mayor parte de la oferta comercial de productos "para desayunar" abundan en azúcares y grasas. 

Hay que beber ocho vasos de agua al día

Según El Comidista, existe la posibilidad de que el origen de esta recomendación provenga de la interpretación que en 1945 se hizo de las recomendaciones halladas en el Food and Nutrition Board of the National Research Council que citaba: “Se podría establecer una asignación diaria de agua para un adulto en unos 2,5 litros de agua...”.

Palabras que podrían hacer bueno el consejo, si no fuera porque el mismo texto continuaba diciendo que “... la mayor parte de esa cantidad está contenida en los alimentos que se consumen habitualmente”. En tanto, textos científicos contemporáneos apuntan a que esta recomendación podría ser más negativa que positiva y que su visibilidad en nuestros días, proviene, con poco género de dudas, de la presión de la industria embotelladora de agua, la mayor parte en manos de multinacionales.

Importante: esto no significa que tomar agua sea malo para la salud.