Con spaghetti
Milenarias y de origen en la lejana China, las pastas llegaron a Occidente de la mano de Marco Polo y encontraron en Italia su lugar en el mundo.
Desde allí ingresaron a los cinco continentes cargando con el peso de sus calorías. Fue mérito de la dieta mediterránea desmitificarlas: si se acompañan con verduras, pescados y salsas sin frituras, las pastas no engordan.
Por ejemplo, 100 g de spaghetti, con una cucharada de aceite de oliva y otra de queso rallado aportan 250 calorías (el equivalente a dos yogures). ¿De quién era la culpa del mito de que la pasta engorda? De las salsas... si están cuidando calorías elijan salsas livianas, prescindan de la crema de leche y no abusen del queso rallado.
RECETAS
Spaghetti crocantes en oliva perfumado, anchoas y alcaparras
Spaghetti con tomate, albahaca fresca y ajo